martes, 17 de noviembre de 2015

Sabemos lo que defendemos: el entorno

Los investigadores de la Prehistoria estudian básicamente dos campos que, a nuestro juicio, se complementan. Por un lado las relaciones económicas y por otro la organización social.
Por relaciones económicas en la Edad de Piedra hay que entender el como se las arreglaban en el día a día para sobrevivir: la alimentación, recolección de frutos, industria lítica, intercambios con otras tribus..... Podríamos resumirlo diciendo que a partir de las características ecológicas de un terreno, es decir, a partir del entorno, y de la tecnología que un grupo humano ha desarrollado sobre él se deduce cómo ha sido su actividad económica.
Del estudio del entorno se ocupa la arqueología ambiental, que en nuestro caso trataría de reconstruir el ambiente del paleolítico superior.



¡Cómo no vamos a pensar que es importante conservar el entorno de nuestras cuevas, si sabemos que, para hacerse una idea precisa de las características medioambientales en que vivieron nuestros antepasados, los arqueólogos  necesitan estudiar la composición de los suelos, como se colocan los sedimentos terrestres, los procesos de erosión, los ríos, cuevas y abrigos rocosos de una zona, los anillos que indican el crecimiento de los arboles, los vestigios vegetales (semillas, fibras vegetales, restos de madera, polen, etc), y animales (restos que nos ayuden a conocer la dieta pero también huellas o excrementos fósiles), etc!





A pesar de lo poco estudiadas que están nuestras cuevas sabemos que los que los que habitaron aquí eran Cromagnones, que a lo largo del tiempo se desarrollaron industrias líticas de tipo magdaleniense y gravetiense y que mantuvieron contactos con otras poblaciones costeras. ¡A saber que nuevos descubrimientos podríamos hacer con estudios más detallados!. Pero para eso, claro está, que debemos conseguir que este entorno tan prometedor no se destruya con una voladura para sacar un trozo de mármol.

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